Una de las claves del éxito en la creación de contenidos de aprendizaje es contar con una audiencia bien definida para proponer un diseño instruccional que responda a las necesidades de esta audiencia. Este ajuste entre el perfil de los participantes y la experiencia de aprendizaje es difícil de lograr cuando se diseña para espacios de aprendizaje abierto, como por ejemplo un MOOC. Al estar, por definición, abiertos a cualquier participante, podría congregar virtualmente a una audiencia muy diversa, con un perfil difícil de definir.
Entonces, cuando nos enfrentamos al reto de diseñar para espacios abiertos, ¿podemos usar alguna estrategia para ajustar el contenido a cada usuario en particular? Y tú, como usuario, ¿has soñado con la posibilidad de saltarte los contenidos que ya conoces y poder concentrar todo tu esfuerzo en los recursos que realmente te aportan un conocimiento novedoso?
Una estrategia que puede resultar valiosa para estos ambientes es el uso del aprendizaje adaptativo. Básicamente el aprendizaje adaptativo es una estrategia de diseño instruccional que personaliza las actividades que se le proponen a cada participante, sobre la base de su desempeño previo. En la práctica, la experiencia de aprendizaje comienza con una evaluación que determina las áreas en las que el usuario es competente y las que requieren de mayor trabajo. Luego, utilizando esta información, se pasa al momento instruccional en el que se le presentan al aprendiz, únicamente las actividades que contribuyen al logro de sus áreas débiles. Así, los participantes no tienen que realizar todas las actividades o trabajar todos los contenidos de un curso, ni siquiera todos tienen que revisar la misma información, sino que a cada uno se le presenta solo la información que realmente necesita.
